Existe la expectativa de una recuperación modesta para la mayoría de las principales economías mundiales a medida que se acerca 2025, después de una segunda mitad del año desafiante en 2024.
Se espera que dos tendencias principales den forma a las economías avanzadas: la normalización de la inflación y la flexibilización de la política monetaria, las cuales deberían brindar cierto apoyo al crecimiento del PIB.
También se espera que la recuperación de China cobre impulso con la implementación de estímulos fiscales, aunque las persistentes tensiones comerciales con Estados Unidos y sus aliados podrían limitar su potencial de crecimiento.
Sin embargo, todavía existen varios riesgos. La persistencia de la inflación, especialmente en Europa, que podría afectar el crecimiento del ingreso real y limitar el margen para políticas más flexibles.
Las transiciones políticas en varios países también son fuentes de incertidumbre, con riesgos asociados con los estímulos basados en la deuda y las reacciones de los mercados financieros.
El creciente proteccionismo comercial y la creciente resistencia a la inmigración se consideran preocupaciones que podrían conducir a condiciones estanflacionarias en los mercados desarrollados.
A pesar de los temores de una recesión en 2025, existe un optimismo cauteloso.
Hay señales preocupantes, como la desaceleración de la investigación industrial, el aumento del desempleo y el aumento de los impagos de préstamos, pero estos factores no son suficientes para predecir una recesión.
Las tendencias en crédito, empleo, ventas minoristas y construcción todavía presentan una perspectiva generalmente positiva.
En definitiva, la previsión es que un "aterrizaje suave" sea el escenario más probable para 2025, aunque conviene seguir vigilando de cerca los riesgos.
Alexandre Perini
🇧🇷 Experto Intl. en Inversiones y Bolsas de Valores
📚 Influencer en Educación y Mercado Financiero
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